26 enero, 2013

Ficciones



No existo. Alguien me dibuja con palabras: aspecto, ser, historia. Alguien lee ese texto. Ahora soy, hasta que ese lector me olvide. Muero hasta que alguien vuelva a leerme.

3 comentarios:

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Me gusta el juego metaficcional de este relato, Diego, porque apunta a algo en lo que -todos los que hemos jugado a juntar letras- hemos pensado alguna vez, la vida del personaje (si es que es vida).

Un saludo,

muñoz valenzuela dijo...

Gracias por el comentario, Pedro. Tiendo a creer que al menos algunos personajes adquieren vida propia, pero que la la mayoría puede tener atisbos como estos. Quizás nada más seamos como ellos.

tecla dijo...

Siendo un texto tan cortito y con chispa. Cómo no te voy a leer.
No te mueras que de allí no se vuelve.

 
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