29 enero, 2012

Máscaras cambiantes


Aquella curiosa máscara africana de tres puntas lo protegía, pero él ignoraba su poder. Por cierto jamás le agradeció la serie de milagros que ella pacientemente fue dibujando en su vida, hasta colocarlo en la cima. Ni siquiera la vio de reojo cuando pasaba por su lado y la máscara esperaba un signo de gratitud, una mirada condescendiente, alguna ínfima manifestación. Como coronación a esta serie de manifestaciones de indiferencia, su dueño y beneficiario la obsequió a un amigo pobre.
La máscara, desquiciada por tantas humillaciones, se consagró a hacer aún más funesta la existencia del pobre hombre. No obstante, éste ni un solo día olvidó saludarla y rogarle por un mejor porvenir, aunque no recibió más pago que desgracias mayores.
Tras muchos años en que su desdichado tenedor vivió una desdicha tras otra, la máscara reflexionó. Quizás entró en la madurez o fue nuevo capricho; muy poco sabemos acerca de los ciclos evolutivos de las máscaras. La cuestión es que la máscara prodigó a su dueño toda clase de bondades, riquezas y satisfacciones más allá de lo meramente material.
El hombre siguió agradeciendo. Ni más ni menos que antes. Así están las cosas ahora, pero podrían evolucionar de otra manera en el futuro. No lo sabemos. Las máscaras con caprichosas y volubles.

22 enero, 2012

Hambres tremendas


Comió un trozo de torta y al terminar sintió más apetito que al comienzo. Tragó el pastel completo a dentelladas feroces y se sintió cada vez más hambrienta. Presa de un frenesí incontrolable, devoró cuanto halló en el refrigerador: matas de apio, huevos, queso fresco, una hogaza, berenjenas crudas, yogurt, jugo de naranja, hasta un saco plástico repleto de mayonesa que bebió como si fuera el agua de la vida y una botella de champagne que aguardaba la ocasión propicia.

La encontraron inflada como un sapo, exánime, famélica, debilitada al punto de la parálisis. Pidió algo para comer, pero no entendieron lo que decía. Murió atravesada por la voracidad, soñando con una saciedad imposible.

BREVIARIO MÍNIMO: MICRORRELATOS ILUSTRADOS


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14 enero, 2012

Contemplaciones gnoseológicas


Los estudié durante décadas. Aquellos seres vivían felices en medio de la ignorancia. Saltaban felices entre los tentáculos de los monstruos que amenazaban devorarlos. A veces aquellas atroces criaturas los atrapaban y conseguían zampárselos. Aun en esos casos, los jubilosos seres celebraban con extensos ceremoniales a los desaparecidos.
Con el tiempo llegué a apreciar aquel espectáculo: los seres caminando tomados de la mano, dando brincos entre tentáculos malignos, celebrando cada momento de vida igual que si fuese el primero. O el último. Concluí que el conocimiento no les hubiera sido útil.

06 enero, 2012

Amores enormes


Aquel gigante adoraba a las criaturas pequeñas: las contemplaba arrobado, les procuraba alimento y cuidados, creaba parques extraordinarios, los transportaba a las regiones donde el clima fuera más propicio, cantaba con maravillosa voz para inspirar sus sueños.
No obstante, entre los minúsculos seres brotó aquella clase de rebeldía que proviene de la ambición y la envidia. Planearon sus actos con brutal genio. Un día el gigante despertó inmovilizado por millares de hilos de seda. Lo clavaron con alfileres para desangrarlo lentamente. El gigante lloraba. Acabaron por devorarlo.
Al fin quedó la enorme osamenta sobre un desierto infinito. Las criaturas se extinguieron, abandonadas a su suerte. Nadie ha encontrado los restos del gigante. Nadie conoce esta historia, que por otra parte jamás ha ocurrido.
 
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